Dedicado


Frente a la estatua de María,
sentado en un banco
en el paseo del italiano,
me puse a escribir
sin nada de espanto.
Pero mientras 
escribía sobre árboles,
algo me detuvo
y recordé tu sonrisa.
Pensé en ella,
junto al dulce sonido de tu risa.
Escribía sobre naturaleza,
pero nada se equipara 
a la de tu sonrisa la belleza.
Escribía sobre un árbol
y a ti tenía
que dedicarte un canto.
Pero mientras 
escribía sobre árboles,
me di cuenta de que
ya lo habían hecho,
los pájaros cantores.
Decidí dedicarte un poema,
pero ya están dedicados a ti
los poemas de amor
de todos los poetas.
Entonces decidí darte,
lo poco que puedo dedicarte:
De mi mente, todo pensamiento;
de mi boca, cada palabra;
de mi corazón, cada latido
y de este poema,
cada palabra que te he escrito.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Día y noche, noche y día

Cuando nos volvamos a ver

Soy un error de la Matrix