Baile de carne y sangre
Enaltécese la oscuridad de los pasillos,
Los que como sinuosos caminos de un laberinto,
Recorren de punta a punta el solitario castillo.
Enaltécese la llena y blanca luna,
La que como única guía y luz de un desdichado,
Lo conduce hasta una inhumana cuna.
Enaltécese el estremecedor aullido del lobo,
El que como un querubín mensajero del fin,
Anuncia la desdicha de al que llaman loco.
Enaltécese la sangre a borbotones aburdeada,
La que regocijada, arde en desesperado deseo
Que como elixir de vida y juventud sea empleada.
Enaltécese mi eterna y siniestra amada,
Con un desdichado loco, en una inhumana cuna,
Y su sangre a borbotones aburdeada
Me enaltezco yo en su suave piel blanca,
Encontrándome nuevamente joven,
Mientras nos embriagamos de vida en la cama,
Enaltécese el sexo de los dos amantes,
Que como la más horrible de las pesadillas
Infundiría pánico y horror a los mortales.
En esta terrible y oscura escena
Se enaltecen los eternos amantes,
Con un macabro baile
De muerta, fría y blanca carne,
Junto con la viva, joven y roja sangre.
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